Las
nuevas tecnologías han avanzado de forma progresiva y muy rápida, llegando al
punto de que dependemos de ellas. Debido a esto, la utilización de las redes
sociales es cada vez más frecuente en niños de edades tempranas por lo que se
ha convertido en un foco de investigación.
En
Andalucía, se ha realizado una investigación en la que se demuestra que la
mayoría de los niños acceden a las redes sociales en edades entre diez y quince
años, y sin apenas control por parte de
los padres. El objetivo de dicho estudio es conocer los motivos, la frecuencia
y el uso de las redes sociales.
Bajo
nuestro punto de vista, los padres deberían ejercer un mayor control sobre sus
hijos en lo referente a la frecuencia y
acceso a las redes sociales. Para ello, pueden utilizar programas para
que el niño no tenga acceso a ciertas páginas. En el aula, nosotros como
docentes, debemos guiar a los alumnos para que conozcan los riesgos que
conlleva el uso inadecuado de la Red. Uno de estos riesgos es, por ejemplo, el
acoso que se produce a través de Internet entre estudiantes llamado ciberbullying.
Por
otro lado nos podemos encontrar en Internet con un exceso de información que
los niños no saben seleccionar y con contenidos no adecuados a su edad.
Además,
el estudio nos muestra que los jóvenes utilizan Internet y las redes sociales
diariamente, lo que nos lleva a pensar que no somos independientes ya que
necesitamos entrar continuamente. La escuela debería ayudar a los estudiantes a
que no dependan de las nuevas tecnologías.
Los
motivos generales por los que la mayoría de los jóvenes acceden a la red es
para relacionarse, conocer gente y compartir experiencias, otra forma de
socialización.
En
nuestra opinión, es correcto y necesario que los niños aprendan a utilizar la
red porque estamos en una sociedad de la información y de la comunicación, pero
a veces el uso excesivo de los móviles, ordenadores... pueden provocar una gran
dependencia sobre todo para los adolescentes que están continuamente entrando
en las redes sociales y contando todo lo que hacen. Por tanto, la familia y la
escuela, deberían educar a los jóvenes en un uso responsable de las nuevas
tecnologías, llegando al punto en el que los niños no dependan de ellas.
Para
concluir, como futuros docentes, debemos adaptarnos a las nuevas tecnologías y
no debemos verlas como algo negativo simplemente, sino como algo que nos puede
aportar también muchas cosas positivas si las usamos de la forma adecuada ya
que nos ayudaría a desarrollar nuestras clases y hacerlas más dinámicas y
motivadoras para los estudiantes porque no solo utilizaríamos los libros como
herramienta sino también una pizarra digital, un proyector... para así
conseguir captar mejor la atención de los alumnos.
Por
otro lado, si los niños cuentan con un ordenador para llevárselo a la escuela o
en casa, podrán también realizar las actividades en diferentes formatos y no
con el típico cuaderno de "cuadritos" que todos hemos utilizado
cuando mandaban ejercicios de todas las asigntauras.